“Tenemos un acceso de piedra para llegar al pueblo, que siempre se tiene que ir manteniendo porque existe mucho tránsito de camiones debido a que hay una planta de silos. Aquí se mantiene prácticamente la población del último censo aunque en otros tiempos el pueblo fue más grande gracias al paso del ferrocarril. El tiempo fue pasando y los pueblos cercanos lo fueron absorbiendo”, dijo Elsa.
Pehuajó tiene 126 años y Chiclana, un poco menos. Aunque no se puede precisar cuántos años tiene exactamente, su ex delegada señaló que “se celebra el aniversario cada 27 de noviembre pero es una fecha elegida ya que no se pudieron encontrar más datos al respecto. El nombre del pueblo recuerda a Feliciano Chiclana, integrante del Primer Triunvirato. El pueblo se llama San Esteban. Cada aniversario nos reunimos todos, hacemos una misa y nos juntamos en un lindo salón comunitario que fue conseguido durante mi gestión”.
El edificio de la Estación Chiclana, según refiere Elsa, se halla en buen estado de conservación aunque no se usa para un fin específico del pueblo sino que es habitada por personas que la cuidan y la mantienen, entre ellas la enfermera del lugar. Cada tanto, los trenes cargueros transitan las vías con su imponente estampa de hierro y realizan intercambios en los silos.
Dentro de las instituciones que se mantienen se encuentran la delegación municipal, una salita de primeros auxilios, la parroquia, la Escuela Primaria Nº 3 y el Jardín de Infantes. Los estudios secundarios se continúan en ciudades vecinas como Pehuajó, Guanaco o la escuela agropecuaria. También hay una entidad deportiva, el Club Atlético Chiclana, donde se juega al papi y en el que hay un equipo de fútbol femenino, que entrena en una pequeña cancha. Otro lugar de esparcimiento es la plaza “Mariposas de colores”, un punto de encuentro para los vecinos y de reencuentro para aquellos que se han ido del pueblo y disfrutan de visitarlo.
En cuanto a servicios, Chiclana cuenta con luz eléctrica pero no así con agua corriente, utilizando los habitantes agua de pozo con sus respectivas bombas y molinos. La conectividad presenta algunas dificultades pero existe línea de celular, conexión de internet, y la proximidad con otras poblaciones hace que los chicos puedan viajar para seguir estudiando. La cotidianeidad se resuelve comprando en los negocios del pueblo, donde los vecinos pueden adquirir artículos de primera necesidad.
Las actividades rurales constituyeron el pilar de esta zona y aún siguen siendo su motor. Este es un sitio pequeño digno de conocerse. Poco a poco se va reactivando por el interés que este tipo de lugares despierta en personas que adquieren terrenos, atraídos por la tranquilidad que el campo les ofrece. El tiempo transcurre, transforma y da revancha. En ese camino se encuentra Chiclana.