Así lo expresó en diálogo con Región Atlántica, el Ing. César Villón, integrante de la Federación Agraria de San Salvador, Entre Ríos, productor y asesor arrocero. El comentario se desprende de los múltiples factores que afectaron la campaña: sequía, incendios, altas temperaturas, inflación, aumento de los costos de producción y escacez de insumos.
“La cosecha arrancó a finales de enero, principios de febrero en el norte de Corrientes, Chaco y Formosa; hoy estamos en plena cosecha en el sur de Corrientes y todo Entre Ríos. El cultivo arrancó muy bien, pero desde noviembre la Niña hizo presencia firme en toda la región arrocera, y nos generó serios problemas de abastecimiento de agua. Todo enero tuvo una combinación con altas temperaturas y viento que generaron evapotranspiraciones altísimas, por lo que fue muy difícil regar los cultivos, y en la zona de represas y ríos bajaron las aguas superficiales y quedaron muchas hectáreas sin regar, por lo tanto, no se van a cosechar”. Sin embargo, destacó que, en zonas como San Salvador, Villaguay, Villa Elisa, General Campos y Concordia, donde la producción de arroz se hace con agua de napas profundas, “se tradujo en más costos, pero se pudo regar bastante bien, y se están levantando cosechas muy buenas en cuanto al rendimiento a campo, no así traducidas en los números».
Villón explicó que, en general, las condiciones normales de evapotranspiración se miden entre 17 y 23 milímetros en los días más inhóspitos de calor y que, en esta campaña se llegaron a medir 37 milímetros. “Es algo casi nunca visto o registrado en las estaciones meteorológicas. Esto se tradujo en un aumento de costos e hizo que el agua, en muchos casos, no alcance”- expresó- “Esta es una campaña para el olvido o para guardar en los presupuestos que debe hacer el productor o los técnicos para saber cómo seguir a futuro”.
Con respecto a otros inconvenientes que atraviesa el sector, Villón indicó que “La otra parte negra de esta realidad es que el precio de venta del arroz, a diferencia de otros cereales, no ha experimentado ningún tipo de aumento desde hace ya prácticamente dieciocho meses. Es muy preocupante y no escapamos a la inflación generalizada, tanto en pesos como en dólares, de los insumos y de las cosas cotidianas. Aparte están el desabastecimiento del gasoil, problemas de energía eléctrica, de falta de insumos como gomas o fertilizantes. Creo que a medida que nos alejamos del lugar donde atiende Dios, el problema se complica más”.
En cuanto a su posición como integrante de la Federación Agraria de San Salvador y luego de los reclamos de los productores en distintas provincias, opinó que “Hay una sensación de que el Estado sigue creciendo y malgastando, los políticos tanto del oficialismo como de la oposición están en una comodidad que no tiene el ciudadano de a pie. Hay una gran desazón. Hay mucha gente que se está quedando sin trabajo, el asalariado es el más perjudicado en este proceso destructivo que es la inflación. Hay problemas de seguridad, de educación, de caminos en mal estado… Estamos todos trabajando, pero con una tensión muy triste que no se merece el País”.
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