Desde la Asociación Argentina de Productores Porcinos su presidente, Adolfo Franke, describió la situación que se vive ante el cierre total de exportaciones de carne porcina a China y, en contrapartida, el avance de importaciones de carne congelada desde Brasil, que compite de manera desigual con la producción argentina.
Franke reconoce que en los últimos quince o veinte años la producción ha salido de lo que era un consumo industrial, a través de fiambres o productos industrializados, para ser un activo participante en el consumo de carne fresca. No obstante, describió la problemática que atraviesan con los mercados internacionales:
“El sector ha hecho un esfuerzo muy grande en estos últimos años en crecer y producir eficientemente una carne de calidad, y desde hace casi un año que estamos sufriendo un problema vinculado a la importación de carne de cerdo desde Brasil. Estamos atravesando un momento muy complejo en el sector porque, hasta el año pasado éramos unos exportadores, algo así como el 5% se exportaba a China, y desde mediados del año pasado China se contrajo y no le estamos exportando más productos.
En Argentina no se exporta más carne de cerdo a China. Eso produjo que ese porcentaje que ya no se exporta, lo absorbiera el mercado interno y estamos creciendo en el consumo per cápita, pero lo que ya no podemos es absorber también las importaciones de carne desde Brasil. Es muy importante el efecto negativo porque, como China se frenó, Brasil tiene excedentes muy importantes y los coloca a precios muy económicos, casi disparatados.
Sus costos de producción están por encima del precio de venta, están en quebranto, perdiendo entre 40 y 50 dólares por capón vendido y nosotros, «generosamente», le abrimos la posibilidad para que nos rompan el mercado. Más del 50 % de la bondiola y el solomillo que se consume en Argentina, es brasilero, lo que se traduce en una fuga de divisas de entre diez y quince millones de dólares por mes”.
“Hay productores que ya se han retirado ante estas amenazas, porque ya no es alentador. Argentina es un país muy complejo para invertir», dijo Franke.
“Estamos muy preocupados y necesitamos que esta situación de ingreso desde Brasil, se detenga”, sentenció.
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