Sobre el escenario actual en Entre Ríos dialogamos con Enrique Garaycoechea, vicepresidente segundo de la Sociedad Rural de Concordia:
En cuanto al impacto de la sequía, señaló: “Es un desastre, la sequía es enorme y las pérdidas son irreparables porque ya se han afectado la soja de primera, de segunda, el maíz. (…) Ha llovido por mangas, en algunos lugares han llovido sesenta milímetros y a pocos kilómetros, nada, por lo que es muy dispar y no hay agua acumulada en los suelos”.
“El Río Uruguay está en bajante. Hace unos días viajé hacia Formosa y, al pasar por Corrientes, el panorama es tristísimo con las represas secas, arrozales que han sido abandonados… El futuro será caótico porque los terneros que se murieron ya no están, las vacas no preñadas no van a parir y los kilos de ternero, que faltan por estar mal alimentados, van a faltar”, describió.
El productor apuntó, sin embargo, al rol del Estado y sus decisiones políticas: “El hombre de campo está acostumbrado a lidiar con el clima y sus problemáticas, creo que es coyuntural y va a pasar. Pero el problema real está en otro lado, en privar al productor de posibilidades para enfrentar situaciones como estas. Me refiero a políticas nacionales, provinciales y hasta municipales: retenciones, una brecha cambiaria que es peor que las retenciones, todos días aparece un ente nuevo que crean y es un despilfarro… La sequía es gravísima, pero esto es peor aún porque cuando llueva, van a creer que el productor ya se recupera, pero no es así porque no llueve pasto… Mientras tanto, ellos siguen gastando. Hay que prestar atención a cómo gasta el Estado, que gasta mucho y mal, y pedir que dejen de asfixiar a la producción.
Si a un productor no lo hubiesen esquilmado antes de entrar a una catástrofe como esta, tal vez hubiese sobrevivido. Pero no. Mucha gente va a quedar al costado del camino, mucha mano de obra perdida y muchos pueblos que van a sufrir”.
En la misma línea, el integrante de la Sociedad Rural opinó que “No se puede vivir en un país donde no se puede planificar, donde no se sabe cuánto se va a pagar de impuestos, qué impuestos se van a pagar ni cuáles van a crear”.
Indicó que hay un discurso en contra del campo y de los productores, que se ha ido instalando en el tiempo y que es muy difícil de desterrar en ciertos sectores: “Encima que nos esquilman, nos destratan. La evidencia no puede con la creencia. Hay gente que quiere creer que el tipo de campo es millonario, y ojalá que así lo fuera porque se lo gana con el esfuerzo de su trabajo. Uno les demuestra que no es así, pero siguen pensando que está bien, que hay que seguirle sacando al campo”. Sin embargo, “no dicen nada sobre el gasto público que están pagando con inflación”.
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