Daniel Bruno vive en San Roque, una localidad situada a 140 Km de la capital de la provincia de Corrientes. Es docente rural y ejerce en la Escuela «Madre Teresa de Calcuta» de Colonia Pando, a 33 Km de San Roque. También es periodista de oficio desde hace unos 34 años, y durante el período más crítico de la pandemia defendió la educación de sus alumnos, no perdiendo ni un día de clases. Pero, ¿Cómo lo hizo? Conjugó sus dos trabajos y pasiones, poniendo una al servicio de la otra, y continuó dando clases a sus alumnos a través de una radio. La estrategia fue innovadora y exitosa, porque no se necesitó de internet para lograr esta continuidad. Su acción tomó trascendencia y fue así como recibió el premio «El Alma de la Ruralidad», galardón otorgado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICAA). Dicha mención es parte de una iniciativa del organismo especializado en desarrollo agropecuario y rural para reconocer a hombres y mujeres que dejan huella y hacen la diferencia en el campo de América Latina y el Caribe.
DESDE REGIÓN ATLÁNTICA DIALOGAMOS CON ÉL, QUIEN NOS CONTÓ ACERCA DE LAS CARACTERÍSTICAS DE SAN ROQUE, LOCALIDAD EN LA QUE VIVEN UNOS 10.000 HABITANTES Y CUYA HISTORIA DATA DE CASI UNOS 250 AÑOS (FUNDADA EL 11 DE OCTUBRE DE 1773). ADEMÁS, SE REFIRIÓ A SU LABOR COMO DOCENTE RURAL, SOBRE EL RECONOCIMIENTO OBTENIDO Y DE SU PASIÓN COMO HOMBRE DE RADIO:
Bruno, quien es docente en la cátedra de Lenguaje Artístico y Comunicacional, contó que llegó a la Escuela de Colonia Pando gracias a su experiencia como docente y periodista: «La Escuela tiene una radio de baja potencia y desde aquí, esa herramienta didáctica nos permite trabajar con los chicos y a la vez que la comunidad está informada de algunas cosas». A su vez, él es propietario de la emisora de AM y FM Sapucay, que se encuentra en San Roque y fue desde donde se dictaron las clases en el período de pandemia.
Pese a su experiencia en la docencia y en los medios, Daniel Bruno reconoció que no estaba muy aggiornado en los recursos tecnológicos, pero dijo que «honestamente no me quedó otra posibilidad, yo quería comunicarme con todos, pero ir de forma presencial no se podía por la pandemia». A esto se sumaba el hecho de las enormes distancias entre los alumnos y las dificultades de conectividad, las cuales debieron ser sorteadas. Así surgió esta oportunidad y necesidad de dar clases a través de la radio: «Me da un poco de escozor cuando parece que quieren decir que la cuestión de la conectividad está solucionada… Sé que nuestro país tiene grandes asimetrías y distancias que son el talón de Aquiles en estas cosas… Soñar con que nuestros chicos de la zona rural tengan conectividad en sus computadoras es solamente eso, soñar…», dice Bruno.

Bruno lo explica como si estuviera en el aula: “Hice un sondeo y supe que de los 44 chicos solamente 27 tenían WhatsApp. E incluso para ellos era muy difícil conectarse porque no existe red Wi-Fi en el campo y la señal de teléfono a celular veces es deficiente o bastante precaria. Tanto es así que uno de los alumnos, cada vez que tenía que enviarme la tarea, se subía a un molino para asegurarse la señal. Entonces había que sortear la brecha de conectividad con las escasas herramientas que teníamos”.
La modalidad de trabajo fue variando y adaptándose: «Al principio era una clase conductista, en la que yo les daba los contenidos y les explicaba. Con el tiempo le dimos una vuelta de tuerca, yo tenía un gran porcentaje de alumnos también en el WhatsApp y cuando les tomaba asistencia, ellos me contestaban poniendo el pulgar hacia arriba en señal de que estaban escuchando. Después, participaban mandando mensajes o grabando audios, comentándome cosas acerca de lo trabajado o de la pandemia»– describió- «Con los otros, con los que no había contacto de Whatssap pensé en cómo llegar a ellos, redacté cuadernillos con los temas y cuando fue posible recorrí las casas de cada uno de los alumnos con la camioneta y se los entregué, con una actividad final. Cuando iba a llevar el siguiente cuadernillo, retiraba el primero para corregir».
Bruno cuenta que los oyentes frecuentes de la radio , lejos de sentir esta intervención como una dificultad, se entusiasmaron con la propuesta y se convirtieron en una especie de alumnos informales que iban aprendiendo a la par de los estudiantes de la Escuela: «Tengo miles de anécdotas sobre eso, y a la vez era una forma de sentirme evaluado en forma permanente».
Actualmente y luego de esta experiencia, Daniel fue convocado para el programa «Puentes de Igualdad», en el que tiene a su cargo seis colegios secundarios: «Humildemente se contribuye y se está hablando sobre la posibilidad de que algunos de esos colegios tengan su radio escolar. Hay cuatro escuelas en lista para colocar estas emisoras».
Hay puentes que tienden otros puentes, que abren caminos hacia nuevas oportunidades y permiten soñar en el progreso. En este sentido, haber recibido la distinción de «El Alma de la Ruralidad», ha tenido otras consecuencias favorables: «Esta distinción permite tener otra expectativa, cambiando al colegio a la modalidad Agrotécnica y pensamos en proponer al IICA para el padrinazgo».
«No me hubiese perdonado, al final de la pandemia, saber que pude haber hecho algo más y que no lo hice… Tengo la tranquilidad de conciencia de saber que hice todo lo que estuvo a mi alcance y que en algo hemos ayudado», concluye.
LOS INVITAMOS A ESCUCHAR EN LA NOTA COMPLETA OTROS INTERESANTES CONCEPTOS Y EXPERIENCIAS QUE NARRA NUESTRO PROTAGONISTA… ¡NO TE LA PIERDAS!