El presidente de la Asociación de Productores Algodoneros, Héctor Linke, dialogó en Región Atlántica sobre la actividad algodonera en general: siembra, cosecha, control de plagas, mecanización y mano de obra. Los invitamos a conocer más sobre esta economía regional:
¿Cuál es el presente de la actividad?
La campaña venía muy bien, con muchas hectáreas sembradas, casi igual que el año pasado. Después tuvimos un problema gravísimo con la sequía, en el sector oeste de Santiago del Estero. Nosotros tenemos zona de secano y zona de riego, y esta zona de secano tuvo muchos inconvenientes con la sequía, se terminó de acomodar un poco en estos últimos días que llovió. Aunque aún no tenemos las evaluaciones suficientes, estamos con positivismo los productores que han mejorado sus cultivos y estamos esperando una campaña realmente buena. En parte del Chaco se ha comenzado a cosechar el algodón con buenos rindes en algunos sectores, aunque en otros no. Esto es así por las inclemencias del tiempo, las lluvias han sido muy pocas y complicaron los cultivos al final.
En la Argentina se hacen unas 450 mil hectáreas de algodón, comparando con el año pasado en esta campaña hay un recorte chiquito, ¿Verdad?
Hay un pequeño recorte, se está hablando de unas 380 mil hectáreas, no sabemos con exactitud cuántas han quedado. Estamos trabajando en una evaluación de cuántos cultivos van a servir, pero se hizo un poco menos que el año pasado cuando tuvimos un récord de 450 mil hectáreas mientras que este año estamos hablando de 400 mil. Todo esto está basado en la sequía porque no se pudo sembrar, se pasó del cultivo de algodón a soja porque no se tuvo las lluvias necesarias, teníamos proyectadas unas 500 mil hectáreas y después mermaron unas 100 mil.
Si hablamos de las zonas productivas, ¿Las principales provincias son Santiago del Estero y Chaco en cuanto al área?
Chaco siempre lideraba el récord de siembra y desde hace dos o tres años Santiago del Estero viene cabeza a cabeza con ella, son las dos provincias que más siembran. Después vienen Santa Fe, en cuarto o quinto lugar está Formosa y después siguen las otras provincias como San Luis o Salta, pero con menos hectáreas. La producción del algodón viene siendo muy fuerte porque este año están acompañando los precios, el año pasado fueron muy bajos y eso desalentó la siembra, al productor le convenía sembrar una soja por el precio en sí al momento de la siembra, pero hoy estamos con un mercado interesante donde vuelve a convenir sembrar algodón.
Y teniendo en cuenta que en el contexto COVID, la actividad textil ha sufrido un golpe muy importante. ¿Qué nos puede decir acerca de esto?
Sí, la pandemia afectó mucho. Los shoppings estuvieron cerrados prácticamente por ocho o nueve meses, no se ha vendido prácticamente del rubro textil y eso tuvo un impacto gravísimo en el algodón porque cayó muchísimo el precio a nivel mundial. Como estamos en este momento no sabemos qué futuro podremos tener, los mercados están cada vez más cerrados y el algodón sufre, no es un alimento sino una vestimenta y sabemos que en un contexto así lo último que hacemos es ir a comprar ropa, y eso tiene un impacto muy fuerte en la producción algodonera.
No obstante, el algodón, a nivel mundial, está teniendo derivados en alimenticios y se está usando la semilla. La cosecha del algodón se hace en bruto, después se desmota y la desmotadora es la que separa la semilla de la fibra. Las semillas se utilizan mucho para alimentar animales y en Estados Unidos están logrando producir alimentos para el ser humano. Estamos hablando de un cincuenta por ciento de semillas, de mil kilos de algodón el 50 % son semillas, el 35 % es fibra y el resto es descarte.
¿Qué inversión se plantea al momento de hacer una hectárea de algodón?
En la zona de riego tenés un número y en la zona de secano tenés otro, hay un sector también de baja producción en Chaco hablando de rindes por hectárea. Si hablamos de un número promedio hoy de un algodón de Santiago del Estero, de alto rinde, de un secano, tenemos que estar hablando de mil a mil cien dólares por hectárea en todo su proceso. Si nosotros estaríamos hablando hoy de un precio que teníamos el año pasado a un dólar el kilo de fibra, si sacamos mil kilos de fibra por hectárea estaríamos en un problema importante. A números de hoy, que estamos a un dólar cuarenta, por supuesto que cambia la ecuación un poquito.
En cuanto a la cadena de producción y sus costos, esto es un commoditie mundial y pasa a tener un precio mundial que tampoco lo podemos modificar en Argentina, tiene un valor y un costo internacional de producción. Cuando sube el valor internacional, sube el costo a la hora de hacer la campaña nueva. Hoy vamos a tener un costo mucho más elevado que el año pasado porque estamos hablando de un dólar muy atrasado cuando las empresas de los insumos nos están elevando los costos en dólares, estamos hablando de un dólar cuarenta en Argentina, pero a $95 con un dólar blue a $150. Esa es la gran diferencia, en Argentina no estamos pudiendo producir por esta brecha en el tipo de cambio. El costo va a ser mucho más elevado y va a empezar a complicar a estas economías regionales, que van a tener inconvenientes serios.
También ha comenzado a impactar la importación de insumos, y si vamos a las desmotadoras y todas las máquinas específicas para el algodón, también hay dificultades allí, ¿verdad?
Nosotros tenemos una maquinaria específica que es toda importada, tenemos que importar la reparación de esa máquina, en cuanto a las desmotadoras no se fabrica nada en Argentina. Todo el proceso del algodón es importado, por lo que tenemos un alto costo que tenemos que compensar con dólares.
Cuando Brasil sembraba 200 mil hectáreas de algodón, nosotros cultivábamos un millón; hoy Brasil tiene 2 millones de hectáreas y nosotros 400 mil. Estamos asistiendo a una caída en el proceso del algodón argentino, estamos tratando de elevar ahora con tecnología en conjunto con un semillero nacional para tener un poco más de rinde. Nosotros deberíamos estar hablando hoy de una producción de mil quinientos kilos por hectárea porque sino los números empiezan a ser muy complejos. Brasil ya está en 2000 kilos mientras que nosotros aún estamos peleando por el novecientos y por el mil.
Ustedes, por otra parte, tienen otro problema que es el “picudo”…
Sí, es un problema gravísimo en la región. Estamos trabajando con SENASA siempre para tener un control porque cuando ataca es devastador. Este año, por las novedades que tenemos, estuvo bastante tranquilo y con las fumigaciones normales anduvo bien, pero hay años que hace muchísimo daño. SENASA tiene un control estricto de siembra, nosotros tenemos un protocolo a seguir que fue creado por ellos, una brecha de siembra y destrucciones de rastrojo, y hay controles con multas gravísimas al productor si no las cumple. En líneas generales el productor cumple con estas normas para evitar que el picudo avance.
¿Cuáles son las fechas de siembra y de cosecha en esa zona?
La siembra va desde el 1º de octubre al 15 o 20 de diciembre mayormente, y en cuanto a cosechas estaríamos arrancando con los primeros algodones en marzo y se extiende hasta julio/ agosto, depende del ciclo de siembra.
Y en cuanto a mano de obra, ¿cómo se opera?
Por supuesto, el algodón es una de las economías que impacta muchísimo en la mano de obra. Tenemos las desmotadoras, tenemos las industrias que se hacen en el lugar y esto genera mucha mano de obra, tiene el proceso de trabajo en el campo y el flete local que también se lo integra como mano de obra (aquí estamos hablando de los camiones chicos). Antes había mucha más mano de obra, después de que se mecanizó mermó, pero sigue generando mucha la mano de obra que se utiliza.
El algodón es el sello de un chaqueño, que siempre lo llevamos en el pecho. El productor algodonero tiene el amor al algodón, nació y creció con eso, al igual que su padre, su abuelo o su tío, y lo siente como parte. El que nació algodonero lo va a ser toda la vida.
Si hubiese que hacer algún pedido a algún funcionario nacional o provincial, o al ministro Basterra, ¿Qué le solicitarían?
Estamos contentos de tener un ministro que es algodonero, Basterra conoce muchísimo del algodón porque nació y creció en la zona. Hay muchas cosas para solucionar dentro del algodón, actualmente tenemos un problema gravísimo que es el surgimiento de la soja que nos va a afectar, estamos trabajando como asociación y solicitando a los gobiernos que tengan en cuenta el daño que se hará a las economías regionales con el uso del 24 e, un producto que daña mucho al algodón. Vamos a tener destrucciones totales de los cultivos si el productor no tiene conciencia. Por ejemplo, si se tira a una soja un 24 e en enero, que es la época de floración del algodón, sería una destrucción masiva para nuestros cultivos.