David Miazzo es Economista Jefe de FADA, Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina. En diálogo con Región Atlántica, se refirió a un estudio realizado, en donde se publicaron elementos que permiten clarificar algunos conceptos con respecto a la producción y sus distintos aspectos, sobre todo en el tema carnes:
En cuanto al cierre de comercialización de carnes, Miazzo indicó que “es una medida que no va a generar bajas de precios duraderos en la carne, y en el mediano y largo plazo vamos a quedar con el mismo nivel de precios, pero con menos producción, menos empleo y menos exportación”.
“En la economía, la cadena cárnica genera más de 400 mil puestos de trabajo, de los cuales más de 100 mil están ligados al circuito de exportación. Hay que recordar que consumimos de manera interna el 70 % de la carne que se produce en Argentina mientras que el 30 % se exporta, y esa exportación generó el año pasado más de 3.100 millones de dólares y se esperaba un número similar para este año”. Según señalan los números, uno de cada cuatro pesos de kilo de carne corresponde a impuestos: “Según las mediciones que tenemos, del precio final que un consumidor paga en la góndola, el 28% de lo que está comprando corresponde a impuestos”.

“Si tuviésemos sólo un problema de precio de la carne, podríamos discutir si el tema está en la exportación o en la cadena de precio, pero tenemos problemas de aumento de precios en la carne, en la vestimenta, en la nafta, de los materiales de construcción, es decir que toda la economía está sufriendo inflación que está mucho más ligada a la emisión monetaria y a la confianza en el futuro del país que en alguna de las cadenas. Por ejemplo, de hecho, tenemos suba de precios en hortalizas, que Argentina prácticamente no importa nada, entonces no podemos asociar eso al problema de la exportación. O podemos ir a ver el nivel de inflación que tienen Uruguay, Brasil y Paraguay, que son grandes exportadores de carnes y que no tienen ningún problema inflacionario por exportar carne vacuna”, explicó Miazzo.

De acuerdo a lo publicado en el informe, señalan que “desde que se cerró la exportación la primera vez, con la misma composición política, en el año 2006, midiéndolo en dólares, pasó de 2, 70 el kilo de asado a 8 dólares, cuando gobernaban las mismas personas”: “Eso demuestra que si en ese período, el precio interno pasó de 2,70 a 8 dólares en seis años, se perdieron 10 millones de cabezas de ganado ya que pasamos de 58 a 48 millones, y se redujo la producción más de un 20 % mientras que las exportaciones cayeron a la mitad. Después terminamos con que los precios igual suben, pero con menos producción, menos exportaciones, se cerraron 123 frigoríficos y se perdieron 7 mil puestos directos de trabajo”.

“La exportación argentina está compuesta, por un lado, por cortes de alto valor que los argentinos nunca podríamos pagar, que son cortes que van especialmente a Europa, pero también a otros destinos de alta calidad. Son carnes magras, como una bola de lomo, que no corresponden a nuestro consumo frecuente. La exportación de estos cortes deja para el mercado interno otros cortes que sí son los que consumimos, como el vacío, el matambre o la costilla”– destacó- “Lo que va a China es especialmente vaca conserva, que es una vaca ya vieja, después de que produjo terneros, con más grasa y más dura, que para nuestra cultura alimenticia sería imposible de comprar o de elegir en una carnicería. Es una carne que generalmente va a industria, con la que se hacen hamburguesas u oro tipo de cosas, porque sobre todo en el mercado interno no se consume”, concluyó.

Con respecto a los datos de consumo de carne bovina, se indica que al momento de competir entran en juego las otras carnes: cerdo, pollo, ovino, etc., y que aún así Argentina es un gran consumidor de carne vacuna: “No hay muchos países en el mundo que tengan este nivel de consumo ya que, en el mundo, la carne bovina, es un alimento caro porque es muy caro de producir. Se necesitan 3 años y se necesitan 7 kilos de alimento para producir cada kilo de carne, no forma parte de la dieta habitual en el mundo porque es un alimento caro. En comparación, el cerdo necesita 6 meses para estar listo y se requieren 3 kilos de alimento para producir un kilo de carne porcina. En el pollo se tarda tres meses y consumís menos de 2 kilos de alimento por cada kilo de pollo producido, por lo cual es más barato”.
