Fernando Storni, presidente de la Cámara Argentina de Feedlots, dialogó con Región Atlántica sobre el actual escenario del sector al que calificó de «áspero». El motivo es que, de acuerdo a lo que manifiestan, aquellos establecimientos donde se encierra el ganado para su engorde manifiesta una marcada pérdida de rentabilidad.
«Este año se ha puesto más áspero. Primero por el nivel de ocupación de los corrales, producto de la sequía, que se mantuvo. Esto impactó de lleno en el precio, y a esto sumarle el factor del dólar soja vinculado a los costos de alimentación, porque hizo subir las proteínas desde ese momento. Vemos un panorama complicado, producto de la extensión sequía y la falta de siembra de maíces de primera», indicó.
«Por el lado de la demanda, conocemos el panorama del consumidor interno, nuestro principal mercado, con el bolsillo deteriorado con esta tremenda inflación. Del lado del mercado externo, con las exportaciones intervenidas, con cortes prohibidos y un tipo de cambio que quita poder de compra».
En resumen, las dificultades para la actividad comenzaron a quedar expuestas durante septiembre, y desde ese momento la cosa empeora. Se comenzaron a registrar caídas en los índices de permanencia en los encierres, cayendo de 170 a 122 días, de acuerdo a estadísticas de la propia cámara que nuclea a los feedloteros.
Storni indicó que esperan que de a poco el precio de la hacienda gorda vaya tomando algún grado de recomposición. «Es mucho el atraso que se ha generado en términos reales. Si uno lo ve desde el precio de enero, uno se encuentra con un 37% de pérdida de precio. Y si me remonto a los precios máximos de mayo, nos encontramos ya en el orden del 50% de pérdida de valor. O sea, es demasiado la pérdida que se dio durante este año, sumado claramente a todo lo que tiene que ver con los costos productivos, que vienen corriendo a la par de la inflación en el país, con lo que son salarios, impuestos, combustibles y demás».
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