Para conocer detalles de la actividad frutícola en el sur de nuestro país, dialogamos con Marcelo Loyarte, integrante de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados, quienes representan a los productores de peras y manzanas del Alto Valle de Río Negro.
Consultado acerca de cómo se presenta la producción en la campaña 2020/ 2021, Loyarte expresó que “hasta el momento la temporada se viene desarrollando de manera normal. De agosto y septiembre en adelante la prioridad de nuestra agenda era asegurar que los trabajadores que tenían que venir desde otras provincias pudieran llegar. Hay que recordar que a esta zona llegan unos 15.000 trabajadores que vienen desde Santiago del Estero, Tucumán y Salta para cosechar. Con el tema COVID, con los protocolos que había, tanto de las provincias de origen como de las de Río Negro y Neuquén, había mucho que trabajar para encontrar un equilibrio entre la seguridad sanitaria y la certeza de que los trabajadores pudieran venir. Se trabajó mucho con las provincias y finalmente se pudo hacer”.
“En cuanto a lo climatológico, no tuvimos mayores eventos, suelen darse episodios de ocasionales caídas de granizo en alguna zona, pero no fue nada significativo. Después, salvo algunos días en que hubo de mucho sol, podemos decir que el clima fue bueno y que tuvimos una buena producción. La temporada de exportaciones está a un 30 %, nosotros tenemos dos mercados de exportación: uno es de ultramar, con el transporte en barco hacia Estados Unidos, Europa, Rusia; lo que es Brasil y Latinoamérica sería el segundo grupo de países. En ambos casos se está exportando normalmente” -contó- “El año pasado, antes de que apareciera este tema de la pandemia, pintaba como un año extraordinariamente bueno porque había mucha demanda desde el hemisferio norte, había contactos muy alentadores con exportadores. Lamentablemente la pandemia puso mucho freno, aunque terminó siendo una buena temporada. Los importadores adelantaron algunas operaciones por miedo a que el tema del COVID complicara las cosas. El 2020 fue un buen año en cuanto a la demanda de exportación y de consumo en el mercado interno a raíz de que una de las recomendaciones, cuando arrancó este tema de la pandemia, fue consumir muchas frutas y verduras. Proliferaron, además, los puntos de venta”.
Hablando sobre la producción, Loyarte explicó que “hay un agregado de valor muy fuerte desde el momento de la cosecha hasta que está en manos del consumidor” y que en el caso de la manzana y la pera se debe tener en cuenta “la cosecha, el transporte, la clasificación, la mano de obra, el papel, la bandeja, la caja, la conservación, el flete, etc., lo que muestra un gran agregado de valor”. Además, agregó que “lo que se observa es la intermediación en los últimos eslabones de la cadena”.
“El otro día escuché que en el mundo la producción representa entre el 4 y el 8 % del valor de la producción porque hay un montón de agregado de valor. La preocupación es que, si no es negocio producir eso, lo demás no existe, si no está ese 4 u 8 % nadie va a poder vivir de ahí para adelante. No hay que olvidarse de que hay una razón y es que, el alimento, tiene que llegar al consumidor”- expresó- “También hay un punto que hay que mirar con detenimiento: estamos acostumbrados a que parece que la fruta fuese un producto de bajo valor, y yo no sé si el problema está en lo que paga el consumidor o en lo que recibe el productor, porque si uno compara lo que vale una manzana versus un café, ahí habría que ver si la manzana es cara o si estamos acostumbrados a un valor bajo. Los valores relativos de la fruta deberían haberse acomodado y habría que buscar la manera de producir de manera más eficiente para que el retorno a la producción sea más alto y que éste pueda invertir más”.
En cuanto a lo que recibe un productor de peras o manzanas, Loyarte informó que “este dato depende de las calidades y de las variedades. El abanico es muy amplio, va desde los veinte a los treinta y cinco pesos el kilo. En algunos casos se compra en lote, directamente como viene del campo, que es lo que menos se acostumbra; la otra manera es a clasificar, y de acuerdo a lo que uno entrega y a esas calidades, son los precios”.
Con respecto a la actividad, indicó que “La fruticultura está enfocada a la exportación, porque entre el 65 y el 70 % de los ingresos que genera la fruticultura viene de la mano de ésta. Por eso estamos monitoreando muy de cerca si estamos por volver a la misma situación del pasado, donde teníamos un tipo de cambio atrasado, con una inflación muy alta, lo cual hace que los ingresos estén estables y que los costos crezcan fuertemente. Esa fue la principal causa de la crisis que sufrió la fruticultura en los últimos treinta años. Esto es lo que nos está preocupando porque actualmente el tipo de cambio está tendiendo a estabilizarse mientras que los costos se están yendo para arriba”.
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