Algunas localidades de Entre Ríos fueron sorprendidas esta semana con la caída de una inesperada y brusca caída de granizo, fenómeno meteorológico atípico en esta época del año y que causó importantísimos daños en la producción citrícola. La zona afectada fue parte del Departamento Federación, costeando el río Mocoretá hacia al oeste, una zona de pequeños, medianos y grandes productores. El granizo, del tamaño de un huevo de gallina, causó destrozos sobre todo, en plantaciones de naranjas y mandarinas.
Sobre este tema dialogamos con Pablo Molo, presidente de FeCiER (Federación del Citrus de Entre Ríos):
“Fue algo nunca visto, con una granizada tremenda, de muchos minutos y con granizo del tamaño de un huevo de gallina, lo que causó mucho daño.
Hay productores de quintas vecinas que perdieron el cien por cien de la producción que estaba lista para cosechar, pero que va quedando en la planta para atender la demanda del mercado. Nos despertamos con este granizo que acabó con el volumen de producción.
Estamos trabajando en conjunto con las distintas asociaciones de citricultores de la zona, de la Federación del Citrus, y estamos en contacto con el gobierno de Entre Ríos para empezar hacer un relevamiento de la zona para ver cuantos fueron los productores afectados, cuánta cantidad de hectáreas y el porcentaje de daño. Iremos evaluando con los técnicos para tener un diagnóstico definitivo y, con ese material, ver de qué forma podemos acompañar.
No sólo han perdido la producción de este año, sino que, como han quedado los árboles de golpeados por el granizo, es probable que pierdan la producción del año 2023.
La situación nos encontró, además, con mercados planchados, destruidos, con poca demanda y poco precio. Son de los peores años que ha transitado la citricultura y ahora con esto, para el que le toca atravesarla, es una situación muy difícil de enfrentar».
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