Oscar de Luca es kinesiólogo en la ciudad de Mar del Plata, pero a varios kilómetros de allí deja de lado el consultorio para “vestirse” de productor de kiwi. Se traslada al campo de sus padres, en Saladillo, en donde pese a las opiniones en contra se decidió a probar este cultivo: “Todo empezó por una curiosidad de mi parte. Mi mamá tenía unas plantas de kiwi y no le florecían, no le daban, y a través de un paciente logré contactarme con un productor marplatense. Quise, entonces, producir kiwis en Saladillo. Al principio mis padres se negaron porque era toda una novedad, en algún momento me dijeron que iba a convertir el campo en un circo. Sin embargo, con la ayuda de este productor marplatense logramos hacer una pequeña plantación. Empezó todo como hobbie, pero pasó a ser un trabajo hermoso. De esto hace 13 años”, describe.
La extensión de siembra que tienen consta de unas 350 plantas distribuidas en media hectárea. “El año pasado pusimos cien plantas de Hayward , otra variedad, para tener continuidad en la venta. El Summer, que es la variedad que tenemos originalmente, terminaría en abril y seguiríamos hasta junio con la de Hayward”, explica.
En cuanto a cómo se desarrolla el ciclo productivo, De Luca dice que “Es una producción intensiva, porque estamos en contacto todo el año con la planta”. Se arranca en junio con la poda, cuando se caen las hojas de las plantas. Después, hay que atarles las ramas y en septiembre, cuando empiezan a brotar, hay que cuidarlas de la helada. Cuando están los pimpollos se ralean (se dejan menos de la mitad de los pimpollos) y después hay que esperar el momento de la polinización. A principios de marzo, finalmente, comienza la cosecha que también es manual y requiere zarandear las frutas antes de embolsarlas. «Trabajamos en todo nosotros, aunque también ocupamos mano de obra porque se necesita en las distintas etapas», indica.
La venta es la etapa posterior a la cosecha, donde se sale a ofrecer y a defender el trabajo de meses: «Nosotros salimos a los distintos pueblos de la zona, en las ferias, tratando de vender. No vamos al mercado». Allí venden a granel, por peso, la fruta cosechada. La presencia en las ferias se hizo tan significativa que De Luca ha intentado mantener su presencia con otras producciones: «Para no discontinuar la presencia en la Feria, incorporamos algunas plantaciones de cítricos que producen sus frutos en invierno».
En todos estos años el crecimiento ha sido lento pero ascendente. Fue así que, autoridades locales, declararon el emprendimiento productivo «De interés municipal». A partir de ahí, se tramitaron las habilitaciones pertinentes y se comenzó a participar de espacios como el Mercado en tu Barrio.
Por otra parte, recientemente empezaron a organizar visitas guiadas para el turismo. «En este inicio- según cuenta entusiasmado De Luca- asistieron entre 30 y 40 personas». La experiencia fue tan fructífera que esperan con ansiedad organizar más visitas guiadas, con la llegada de más turistas.
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