Muchos años tardó nuestro país en rendirle el homenaje que se merecía esta figura indispensable de nuestra historia. Martín Miguel de Güemes, el militar de carrera, el que mostró patriotismo y defensa del territorio ya desde las Invasiones Inglesas, el que participó en las batallas más importantes contra los realistas desde su defensa del Norte, el que organizó un ejército de «Gauchos Infernales». Güemes el estratega, el valeroso, el conocedor de tácticas y estrategias, el controvertido, amado y odiado por uno y otro sector, el venerado y también el traicionado.
A 201 años de su paso a la inmortalidad, ocurrido el 17 de junio de 1821 en Quebrada de la Horqueta, entrevistamos al Dr. Patricio Colombo Murúa, presidente del Instituto de Estudios Históricos «San Felipe y Santiago» e integrante de la Fundación Salta:
«Él es un defensor de la ciudad de Buenos Aires ante las Invasiones Inglesas, porque era un militar de carrera, contrariamente a lo que se ocultó durante tantos años, que lo pintaban como a un caudillo similar a Quiroga (Facundo), cuando nada que ver», comienza describiendo.
Y pese a tener esa posición de familia acomodada, dispuso sus propios recursos para enfrentar lo que se venía ante los pocos recursos que había…
Sí, había pocos recursos públicos y se agotaron rápido. No sólo fue Güemes, sino que hubo muchas familias ilustres de Salta que lo dieron todo, como el caso de su cuñado, coronel Fructuoso Figueroa, que estaba casado con una de las hermanas de Güemes y sacrificó casi toda su fortuna, la que era inmensa, para uniformar, dar recursos a la milicia y defender a su Patria.
La hazaña de Güemes tiene también que ver con formar ese ejército norteño de gauchos, criollos interesados en defender la frontera, pero sin conocimientos militares, ¿No?
El tema fue muy emocionante porque Güemes consiguió ser un estratega, pero estuvo más allá de la estrategia clásica porque galvanizó al pueblo llano, a los gauchos, para que fueran capaces de luchar contra ejércitos disciplinados y bien equipados que venían del punto de poder más alto que tenía España en el Alto Perú.
A Güemes lo encuentra su final, a sus 36 años, en medio de situaciones conflictivas…
Sí, lo que sucede es que, así como había gente generosa y bien dispuesta a sacrificar su hacienda y muchas veces, sus vidas, dentro de la causa de la libertad había otros que no lo aceptaban y consideraban que Güemes era un tirano porque les exigía recursos para sostener la guerra. Ese grupo conformó un partido político llamado La Patria Nueva, que hizo una oposición tenaz a Güemes y entonces él, dialécticamente, fundó el partido de La Patria Vieja. De todas maneras, no todos tienen la obligación de ser generosos y patriotas…
¿Por eso la muerte de Güemes fue considerada “a traición”?
Fue a traición e increíble, porque Güemes le perdonó la vida al traidor que después trajo las tropas del coronel José María Valdés, conocido como «Barbucho». Los hizo entrar por lugares en donde Güemes no vigilaba, y como residente de Salta los llevó al lugar adonde Güemes podía estar. Ese señor se llamó Benítez y Güemes le había perdonado la vida anteriormente.
Usted escribió sobre Facundo de Zuviría, y hay personajes que se decían Unitarios y no lo eran, o que eran Federales y no lo eran, y eran discusiones que se daban en el idealismo de aquellos años…
Facundo de Zuviría era de la Patria Nueva. Era un Doctor en Córdoba, recibido con honores, justísimo y con amor a la Patria. Pero en algún momento lo vieron a Güemes como una carga porque les exigía recursos, dinero, hacienda y sacrificios de toda índole como no comerciar con el Alto Perú, por ejemplo. Eran restricciones propias de la guerra, no porque Güemes fuese un déspota. Fue un opositor a Güemes, pero luego de que éste murió, le dedicó unas páginas emocionantes sobre el patriotismo y el heroísmo de Güemes, y dijo: “nos hemos equivocado”.
El del retrato, no es Güemes
Colombo Murúa explica: «Ese señor, en realidad, es Carlos Murúa, un antepasado mío que desciende de Francisca Güemes de Figueroa. Resulta que Güemes no tiene retrato porque no tuvo tiempo de sentarse para que lo pinte alguien. Entonces, Juan Martín Leguizamón, que era un personaje importante de Salta, muchos años después quería hacer un retrato de Güemes y le escribió a Juan María Gutiérrez, que sabía mucho de estos temas de arte y le dijo que en Tucumán había un pintor francés, Monsieur Charton.
Leguizamón se fue a verlo a Tucumán, lo trajo a Salta y allí empezaron a hacer una selección de la gente que se parecía a Güemes. Güemes tenía un guía para determinadas zonas y él fue marcando quiénes eran los más parecidos, estaban los hijos y los sobrinos de Güemes, y entre ellos Carlos Murúa. Así fue seleccionado como modelo. Carlos Murúa fue un estanciero, no le gustaba la política, pero sí era un hombre de a caballo y de promover negocios con otros amigos, como el traslado de ganado en pie hacia Chile».

LA ARGENTINA DE ANTES Y LA DE HOY
Consultado sobre aquellos tiempos de héroes y patriotismo, en contraposición al escenario actual, el Dr. Colombo Murúa opina: «Hace 100 años que Argentina está en una decadencia que no se puede detener. Llegamos a ser el 8vo país del mundo en economía. Éramos los grandes exportadores, el “granero del mundo”, producto bruto por habitante y era fantástico. Había corrupción, pero no a este grado que vemos hoy. Había gente patriota, muy bien inspirada, y sobre todo había capacidad. No se elegía a quién poner en un cargo público por amistad, sino por idoneidad. Se tenía cuidado de quién se ponía en función, pero, además, si había un negociado, había consecuencias y era una cuestión de honor que se descubriera.
Esta decadencia comienza en la segunda mitad del Siglo XX, y tiene que ver con algo que hoy se llama POPULISMO, porque a partir del 1945, 1946/ 47 se comienza a ver que todos los guarismos presupuestarios, de crecimiento y de inversiones empiezan a dar resultados negativos y de ahí no salimos nunca más, salvo en períodos muy pequeños. En algún momento del gobierno de Illia hubo un crecimiento que continuó el gobierno de facto de Onganía, pero fue una época corta. Después, no hemos tenido suerte. Hemos tenido como una larga guerra sin tenerla…
Hace 100 años que venimos cayendo, que perdemos lugares en las exportaciones del mundo, y sin embargo seguimos aplicando lo mismo. En ese sentido, somos un país inentendible».
Con respecto al daño cultural que atraviesa Argentina, Colombo Murúa manifiesta: «Está todo relacionado. Cuando a un país le va mal, es muy difícil sostener la educación, porque aparte del apostolado que hace el docente en su función, se necesitan recursos».
Sobre Patricio Colombo Murúa:
Inició su profesión como docente universitario de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Católica de Salta en el año 1974, durante su trayectoria ejerció cargos de gran envergadura dentro del gobierno local y en espacios provinciales y nacionales. Además, entre los años 1986 a 2006 fue designado rector de la Universidad Católica de Salta, gestión durante la cual, planificó e implementó el primer sistema de educación a distancia universitario de la Argentina, llegando a contar con 192 unidades de gestión en todo el territorio.
Ha publicado una serie de ensayos con temas históricos, empresariales, educativos y de economía y ética. Su libro “Tras las huellas de Moisés” tuvo amplia repercusión.
Colombo Murúa es miembro correspondiente por Salta en la Academia Nacional de la Educación. Presidente de la Fundación ética y economía y presidente del Instituto de Estudios Históricos “San Felipe y Santiago y también secretario de la Fundación Salta.
