La familia Quinteros es tercera generación de esta vieja posta que quedó a 50 metros de la ruta 63, antes sobre el camino real hacia la ría de Ajó y la costa. Este paraje, como tantos con el mismo nombre, se llamaría «Sol de Mayo» porque era el nombre de barcaza que encalló en Ajó y la familia Gallastegui, fundadora del boliche, decidió tomar ese título para el comercio.
El matrimonio propietario vive en el boliche. Junto a su hijo Miguel mantienen las puertas abiertas del antiguo almacén, que llegó a vender comestibles, herramientas, combustibles, ropa y más. Hoy se intenta mantener un servicio para el turismo, tanto con mercadería y un trago o una picada, como con un comedor anexo.
«Desde combustible para un farol, una pala o botas, hasta yerba. Todo podía encontrarse aquí», dice Miguel. «Aquí estamos pie no sólo para mantener vivo el almacén y sus cosas, sino algo más, como el comedor. Así la gente puede ver lo importante que fue esto como lugar de encuentro. Tanto la posta y la matera, entre arrieros y personajes por el estilo, como la cancha de bochas, la mesa de truco y demás, nos demuestran los años y la relevancia de este lugar.
Cerca del Primer Pueblo Patrio, así denominada Dolores, Sol de Mayo se erige como leyenda viva de aquellas chacras, el club del mismo nombre, el mismo terreno del almacén, donde los arrieros podían aguardar con su hacienda para continuar su viaje más tarde.
Más historias… en REGIÓN ATLÁNTICA, por AM 760.
Transmisión en vivo desde la Escuela Agraria Nº 2 de Miramar en la celebración de sus 75 años
El pasado 22 de mayo la Escuela Secundaria Agraria N.º 2 “Irene Martínez de Hoz de Campo” de General Alvarado...