En el corazón del Valle de Calamuchita, en la Villa Ciudad Parque Los Reartes, provincia de Córdoba, se encuentra el Museo del Carruaje “El Tacú”. Dicho espacio cultural, que tuvo sus inicios en Villa General Belgrano, fue creado por la Familia Dick- Rapisarda, quienes en 1988 lo fundaron a partir de una pequeña colección de adquirida.
Con el correr del tiempo, “El Tacú” (que es como llamaban los antiguos habitantes de estas tierras al algarrobo) fue recibiendo donaciones, aumentando así la exhibición. Hoy es considerada una institución destinada al rescate, preservación y difusión de los carruajes como medio de comunicación y transporte en toda la República Argentina. En diálogo con Región Atlántica, conocimos más detalles en la voz de Marianne Dick, quien esPresidente de la Asociación Civil y Encargada del Área de Cultura y Educación del Museo:
“La Comuna tiene más de 3000 habitantes y estamos en un lugar muy amplio, cercano al Dique Los Molinos, donde construimos este espacio neocolonial emplazado sobre la Ruta 5. Además de estar aquí soy Presidente de la Asociación de Museos de la Provincia de Córdoba como sede, trabajando siempre para la difusión y conservación de objetos y de todo el patrimonio valioso que contienen los museos”, cuenta Marianne.
EL MUSEO DEL CARRUAJE
En cuanto al nombre del Museo, “tacú” hace referencia al algarrobo y nuestra entrevistada explica que “hemos construido el Museo rodeando un ejemplar hermoso de algarrobo que tiene más de 200 años y que está justamente en el patio. Se trata de un lugar muy lindo donde también realizamos durante el verano las famosas Noches de Museos”.
Con respecto a lo que se puede apreciar en esta institución, ella expresa: “Tenemos una colección de carruajes, de vehículos de tracción a sangre que no hay uno igual a otro porque según el uso que se les daba había “de paseo”, “de lujo”, “de carga”, “de transporte”, funerarios, militares. En definitiva, cada uno tenía su función, entonces tenemos desde el carrito de carga de arena hasta un valiosísimo landó que perteneció a Adelia María Harilaos de Olmos, esposa de un gobernador de Córdoba. También tenemos el carro ruso que se usaba en la Mesopotamia, las grandes chatas bolseras (una de ellas tiene ruedas que miden 2,60 m de diámetro y cargaban 13 toneladas). Hablamos de una serie de 40 vehículos, entre ellos también algunos vehículos sobre todo Ford A y Ford T que son muy lindos y uno de ellos es totalmente original de fábrica. Por otra parte, cada sala del Museo está ornamentada con objetos relacionados al transporte tales como criques de carga, frenos de caballos, patentes de carruajes, y muchas láminas y fotografías que hacen que sea un lugar digno de ver y de apreciar”.

En cuanto a los carruajes y su historia, ella explica que “Muchos de los carruajes, sobre todo los más lujosos, eran importados y venían desde Estados Unidos o Europa, sobre todo de Francia o Inglaterra. Después, los carros grandes de carga se empezaron a fabricar en nuestro país y se hicieron cosas muy lindas”. Para la construcción de ruedas en hierro y madera “había que preparar sobre una base de cemento o de piedra un fuego y calentar la llanta. Una vez que la llanta estaba caliente se sacaba todo eso, se colocaba la parte de madera y al arrojar agua sobre la misma, hacía que se ajustara la madera. Todo eso estaba hecho “a ojo” y tenía que salir perfecto. Algunas veces sucedían accidentes porque si la llanta quedaba más grande se hacía de nuevo pero, si se encogía demasiado, arqueaba los rayos y producía un efecto paragua y había que hacerlo de nuevo”.
La construcción y progresivo armado del Museo se fue dando paso a paso. Fue un sueño que nació casi sin querer cuando el matrimonio conformado por Pablo Rapisarda y Marianne Dick comenzó a adquirir las primeras piezas. Las primeras cosas llegaron a modo de canje y desde el año 1995 se constituyó una Asociación Civil mediante la cual se comenzaron a recibir donaciones: “La mayoría de estas donaciones estaban en buen estado, algunas han sido restauradas en un trabajo que ha estado haciendo mi esposo sobre todo en la parte de carpintería, pero en general estaban en buen estado. Lo que hizo hace poco él fue la réplica de un carruaje sopanda que utilizó el General Belgrano en la Batalla de Salta. El vehículo original se encuentra en el Museo de Luján, data aproximadamente del año 1800 y es considerado el carruaje más antiguo que se conserva en Argentina. A partir de una primera donación que consistía en el “fierrerío” que era lo más complicado, él (esposo) habló con madereras y pinturerías y fue armando la sopanda a lo largo de muchos meses. Posteriormente, tuvimos el honor de exhibirla en la plaza central de Villa General Belgrano con motivo del bicentenario del fallecimiento de Belgrano y de los 250 años de su nacimiento”, cuenta Marianne con emoción.

LA AVENTURA DE CONOCER
Para quienes quieren conocer el Museo un dato interesante es que la visita no es guiada sino que es acompañada. Durante el paseo se cuentan a los asistentes las historias detrás de los objetos, de los carruajes, muchas de ellas de gran interés, atención que es agradecida por quienes pueden disfrutar de este maravilloso espacio. La ardua tarea de conservación y conducción es “a pulmón”, la familia pone a disposición un trabajo a diario para que este recorrido histórico por el transporte no se pierda y para que todo aquel que asista se lleve algún conocimiento, mucho de asombro y un magnífico recuerdo del Museo del Carruaje. El mismo está abierto diariamente desde las 9.30 hasta las 12.30 y desde las 15.30 hasta las 19.30 hs. Para visitarlo es conveniente anunciarse previamente llamando al 03546 540130 a fines de respetar las medidas de seguridad y de prevención en el contexto actual y facilitar la organización.

UNA PERLITA EXTRA
Para culminar rescatamos algunos datos sobre los orígenes de la familia Dick-Rapisarda. De acuerdo a lo que nos contó, Marianne tiene orígenes alemanes mientras que su esposo los tiene en Italia. El padre de ella, alemán, fue uno de los tripulantes del acorazado que se hundió en el Río de la Plata y por parte de madre heredó sangre inglesa y francesa.
Esas historias de antepasados también son narradas en el Museo: “Contamos la historia del único pasajero argentino que viajó en el Titanic, que también fue nuestro familiar, Edgar Andrew. Nosotros narramos esta historia a partir de un carruaje que perteneció a la Estancia El Durazno, cerca de Río Cuarto, donde fue administrador mi bisabuelo, quien era padre de Edgar Andrew. Contamos esta historia que es muy interesante y que sigue vigente ya que hace poco un norteamericano encontró su valija en el fondo del océano”, concluye Marianne.