En el marco de la recordación del día del nacimiento de José Gabriel Brochero, acaecido un 16 de marzo de 1840, viajamos virtualmente hasta Córdoba para dialogar con Amalia Cornejo, quien está a cargo del Museo Brocheriano, sito en Villa Cura Brochero.
El Museo Brocheriano funciona en la antigua Casa de Ejercicios Espirituales que funciona desde el año 1875. Nunca dejaros de darse estos ejercicios hasta el día de hoy. Amalia describe cómo es el lugar y qué actividades se hacían y se hacen allí: “Acá Brochero dio su vida, hay una anécdota muy linda que dice que Brochero nace en Santa Rosa de Río Primero, florece en Córdoba capital que es donde él estudió, y florece en Villa Cura Brochero, lo que antiguamente se llamó Villa del Tránsito”.
Para ahondar un poco más, Cornejo explica acerca de los Ejercicios Espirituales: “es una práctica religiosa de San Ignacio de Loyola, el Cura Brochero tuvo su experiencia cuando estuvo estudiando y él quería que todas las personas tuvieran esta experiencia y por eso hacía leguas y leguas a lomo de mula invitando a esta experiencia, antes de tener esta Villa, a Córdoba capital. No había caminos, iban a lomo de mula, eran tiempos de mucho frío. La gente respondía a su llamado, pero veía que era un gran sacrificio, por eso decide hacer esta casa en la Villa”.
“En el Museo hay 16 salas de exposición con temáticas diferentes, es un museo histórico y religioso que intenta mostrar vida y obra del Santo Cura. En la sala de lo cotidiano se pueden observar todos los utensilios de la época, donde se hacía pan, quesos, dulces, etc. En otro sector está el oratorio, un lugar especial y santo. Hay una sala especial llamada “Sala del Cura Brochero” donde se pueden observar sus pertenencias, como su cama, su máquina de escribir y elementos litúrgicos”, explica Amalia.
CONOCIENDO AL SANTO
José Gabriel “El Cura” Brochero nació en Santa Rosa de Río Primero, Córdoba, el 16 de marzo de 1840, en una familia muy cristiana. Fue el cuatro de diez hermanos. El 5 de marzo de 1856 entró al seminario “Nuestra Señora de Loreto”, donde fue ordenado sacerdote el 4 de noviembre de 1866. Durante sus primeros años de sacerdocio fue ayudante en la catedral de Córdoba, tiempo en el que asistió a las víctimas de la epidemia de cólera que azotó a la ciudad. Tras obtener el doctorado en filosofía en la Universidad de Córdoba, fue nombrado prefecto de estudios del seminario mayor.
En 1869 fue designado párroco de la extensa zona de San Alberto, en Córdoba. Se trataba de un área vastísima, sin caminos ni escuelas, con muy pocos habitantes, que vivían esparcidos por la cadena montañosa de Sierras Grandes, en condiciones de miseria moral y material. Pero Brochero no se desalentó, sino que desde un primer momento se dedicó no sólo a anunciar el Evangelio, sino también a educar y ayudar a los lugareños, haciendo que edificaran iglesias, escuelas y caminos. Y obteniendo la apertura de sedes postales y bancarias, y también procurando la extensión de la red ferroviaria.

Difundió la práctica de los ejercicios espirituales de San Ignacio, logrando numerosas conversiones. En 1877 inauguró una casa de ejercicios espirituales por la que pasaron más de 40 mil personas. Después de dedicarse sin descanso a la actividad religiosa, en 1908 tuvo que dejar el cargo de párroco a causa de la lepra que había contraído durante sus visitas a los leprosos. Vivió algunos años con su hermana en su pueblo natal. En respuesta a las solícitas peticiones de sus antiguos feligreses, regresó a su casa en Villa del Tránsito, donde murió leproso y ciego el 26 de enero de 1914.