En Villa Urquiza, Departamento de Paraná, Entre Ríos, se encuentra un tradicional almacén perteneciente a la Familia Restano y cuya fecha de fundación data de 1910. Allí, además, funciona la elaboración de dulces artesanales “Sabrosito”, donde las nobles frutas se convierten en mermeladas que son el deleite de lugareños y turistas.
PARA UBICARNOS
El acceso a Villa Urquiza proviene de la Ruta Nacional Nº 12 y desemboca en la Ruta Provincial Nº 9. Fundada por el general Justo José de Urquiza en 1860 sobre una colonia originada en 1853 es, junto con Esperanza (Santa Fe), de las dos colonias de inmigrantes de más antigüedad que han logrado mantenerse en el país. En la actualidad es una villa veraniega de la costa del río Paraná, un lugar muy lindo y pintoresco visitado por numerosos turistas que llegan en busca de tranquilidad y paisajes acogedores.

EL ALMACÉN RESTANO
Zulma Restano vive a unos 14 Km de Villa Urquiza, en zona rural y sobre el acceso asfaltado a Villa Urquiza. Ella es quien está al frente de este establecimiento, siguiendo una tradición familiar que ya lleva más de un siglo: “Nació hace 110 años o más porque mi papá se lo compró al señor que lo hizo, el Sr. Moani, hace 66 años. Desde entonces estamos aquí y siempre fue de ramos generales. Mis padres lo continuaron hasta que fallecieron, lo seguí yo y ahora estoy junto a mi hija así que ya vamos por la tercera o cuarta generación”, cuenta Zulma.
En cuanto a la conservación de la centenaria edificación, la misma conserva su color rosado difuso, tradicional en las antiguas pulperías o almacenes. Posee un sótano antiguo, el cual es el deleite de los visitantes y turistas, y donde antiguamente se guardaban las bebidas y otros productos.
El Almacén Restano está ubicado en una esquina, característica común de este tipo de construcciones cuando no había casi nada en la inmensidad del territorio: “Acá cerca, a un kilómetro, mi abuelo tenía un molino harinero que aún está en pie aunque ya no es de nuestra familia. Al frente del almacén el mismo señor que la construyó hizo una farmacia con una casa. Esta farmacia era muy linda, lamentablemente con el tiempo se fue vendiendo y se perdió. La construcción está en pie actualmente pero es muy distinta. Era una botica rural que se destacaba por su amoblamiento”- narra- “ Comentaban que la gente venía y el farmacéutico les ponía inyecciones o les daba los primeros auxilios porque para llegar a Paraná era muy complicado, porque todo era de tierra y no había acceso para llegar. Nosotros estamos a 37 Km de Paraná, en los tiempos de hoy es cerca pero en aquellos tiempos era muy difícil”.
Paredes anchas, piso de mosaicos, techo de pinotea, una puerta de entrada de doble hoja y hasta el mostrador y las estanterías originales de madera completan el escenario del almacén. Un teléfono del 1900, una estufa a leña y muchas botellas antiguas se exhiben en las estanterías, tales como ginebra y caña, como así también antiguas libretas de anotaciones y de clientes, testigos materiales de la historia de los Restano.
TIEMPOS MODERNOS
Según narra Zulma, “la zona en donde está el almacén se va poblando progresivamente. Frente a este, se está armando un loteo y construyendo, hay muchos vecinos, es una colonia agrícola y la gente trabaja toda en el campo. Cerca de allí, a unos dos kilómetros, también funcionan una escuela primaria y la Escuela Secundaria Nº 90”.
Visitar el almacén de Zulma es hacer un pequeño viaje al pasado y a los sabores más nobles, donde todo se hace paso a paso y de forma natural. Los dulces y conservas son el producto del trabajo cariñoso y dedicado de Zulma y su hija Fernanda: «Hacemos de todo un poco: dulce de leche, dulces en almíbar, mermeladas y hasta salsas de tomate y pickles. Todo es casero, lo hacemos en la fábrica que instalamos en el fondo del almacén. Se trata una producción cien por ciento propia con materias primas que a veces compramos en la zona y otras vienen de nuestra huerta», concluye.