En el mes de noviembre dialogamos con Jonas Petterson, productor yerbatero de la localidad de Comandante Andresito, en la provincia de Misiones. Petterson pertenece a una extensa generación de productores yerbateros, actividad fundamental para la economía regional de los pueblos misioneros.
¿Cómo se encuentran los precios en la actividad?
La verdad es que es una pelea de todos los días, por el tema de precios y de la reglamentación de nuestra actividad, que lleva adelante el Instituto Nacional de Yerba Mate. Tenemos coincidencias y diferencias con el resto del sector, pero generalmente en lo que hace a precios hay muchas diferencias. El productor está, hasta hoy, en lo que es la última etapa de la zafra, y cobramos bien o un precio que nos parece razonable, pero no consideramos que esa sea la causa del aumento que hay en la góndola. Lo que pagan los consumidores no tiene relación con lo que cobramos nosotros. Por kilo de hoja verde, cobramos cincuenta pesos y para hacer un kilo de yerba mate molida se necesitan tres kilos de hoja verde, es decir que son ciento cincuenta pesos.
Acá está muy en juego la reglamentación y la organización del sector, porque hay una predominancia muy grande por parte de quienes tienen el poder económico y tienen la posibilidad de “stockearse” de yerba mate canchada y cuando están en una situación cómoda, deciden trasladar muy poco esos precios al productor y terminan comprándonos el producto a plazos. Eso nos convierte, obligatoriamente, en financieros de toda una cadena, recayendo el peso en la espalda del productor.
De todos modos, la ecuación es aún favorable, ¿verdad?
Todavía sí, pero por eso insistimos en que es una lucha de todos los días para lograr el equilibrio, queremos que el INYM tenga las herramientas para que ese equilibrio se sostenga y que todos los integrantes de la cadena podamos ganar.
¿Se han perdido productores en el último tiempo?
Salimos de una profundísima crisis, a principios del 2000, y en ese camino han caído muchísimos productores. Muchos han perdido sus tierras por deudas, otros han mal vendido sus tierras para dedicarse a otra actividad.
¿Cómo se compone el sector?
La unidad económica productiva más habitual arranca en unas veinticinco hectáreas aproximadamente, los productores medianos rondan entre las veinticinco y las cien hectáreas. En general, la mayoría de los pequeños y medianos productores están agrupados en cooperativas. Estas cooperativas, lo que hacen, es elaborar la primera etapa de la materia prima, que es la producción de la yerba mate canchada, no termina siendo la molida todavía. Algunas de las cooperativas sí tienen el ciclo completo, y producen la yerba mate molida y que ya tienen su marca, pero son años de trabajo y de inversión por parte de los productores.
En la yerba mate, en algunos casos, se utilizan invernáculos u otras técnicas, pero es una producción de mucha mano de obra intensiva…
Es un cultivo perenne, una planta que se encuentra en la naturaleza y nosotros fuimos adaptándola a nuestros sistemas de cultivos. Se hacen viveros, lleva aproximadamente un año y medio en hacer el plantín, y una vez que se planta en el lugar definitivo lleva de dos a tres años para tener la primera cosecha. A partir de ahí, cada año se cosecha y se hace la poda de formación, la limpieza del yerbal, la fertilización, etc.
Actualmente se habla de yerbas orgánicas, apuntando a la sustentabilidad, pero aún es difícil establecer volúmenes mayores sin ningún tipo de producto fitosanitario y demás, ¿no?
Tratamos de ir apuntando a lo agroecológico, sobre todo los pequeños y medianos productores. Aún es muy difícil conseguir la certificación orgánica, porque es algo muy costoso, pero sí tratamos de producir de la forma más agroecológica posible porque el pequeño y mediano productor piensa en su tierra con mirada en las futuras generaciones. La forma de que esa tierra le llegue bien a su heredero es cuidándola hoy, y si utilizamos mucho producto químico tendremos buenas producciones, pero no serán duraderas en el tiempo.
¿Les ha servido como canalizador la existencia de un Instituto Nacional de la Yerba Mate?
Hoy es la herramienta y el ámbito que tenemos para debatir, para plantear las necesidades de cada sector. Creo que es la herramienta que debe fortalecerse y generar a futuro la construcción para todos los eslabones de la cadena productiva. La actividad yerbatera es una de las economías regionales fundamentales de Misiones, también del norte de la provincia de Corrientes, y es importantísimo para nosotros porque es la que da fortaleza a los pueblos. Esta actividad es el motor que le da vida a esas comunidades.
Como productor, ¿Qué nos puede decir sobre las herramientas y la tecnología que se ha incorporado a la actividad?
En los últimos años se ha avanzado mucho tecnológicamente, tanto en relación a la poda y también en el cuidado del suelo, porque antes usábamos los fertilizantes disponibles en el mercado y que por ahí eran para otras actividades, mientras que ahora hacemos análisis de suelos y hacemos una fertilización específica para esa producción, con resultados fantásticos.
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