Esta semana recordamos el natalicio de Alberto Merlo, gran exponente del canto surero, músico y compositor. Había nacido un 2 de febrero de 1931 en Colonia Bossi, departamento San Cristóbal, provincia de Santa Fe. En esta oportunidad revivimos la conversación con el propio Merlo, hace quince años, y entrevistamos a Mariana Merlo, una de las dos hijas de “El señor del sur”, quien lo recuerda así:
Él era una persona que hablaba poco, pero con la palabra justa. Papá era una persona muy afable y a pesar de parecer muy serio tenía muy buen humor, era muy cariñoso con nosotras y un hombre de familia. Me ha tocado tener una persona maravillosa como padre.
Por algo le pusieron “El Señor del sur”, por su caballerosidad y su presencia tanto arriba como debajo del escenario, y es interesante el camino que fue sembrando para los cantores que vinieron después…
El nació en una chacra en el norte de Santa Fe, donde la mayoría eran comunidades piamontesas, entonces la lengua materna de papá era el piamontés y no el castellano. Tanto el Nono José y la Nona Ana, y entre sus hermanos hablaban en piamontés. Luego, a medida que él fue escolarizándose e interactuando fue incorporando el castellano al igual que sus hermanos. La posibilidad de criarse en la chacra, de ser el menor de nueve, el Chiche como le decían sus hermanos, le dio la posibilidad de escuchar a los peones golondrinas que venían de la provincia de Buenos Aires y es ahí que él toma contacto con la música surera porque no se escuchaba folclore en los bailes que se hacían en Colonia Bossi, se escuchaba algo de tango o los clásicos foxtrot.
Él me decía que a todos les costó tener la primera radio, pero que además cuando tenía cuatro años muere Gardel así que se escuchaba todo el día…
Sí, papá era fanático de Gardel. Me acuerdo siempre que en casa se ponía de todo tipo de música y él me decía que era increíble porque con el tiempo seguía descubriendo cosas nuevas de Gardel, como si nunca hubiese dejado de grabar. Y a mí me pasa ahora con algunas grabaciones de alguna película o de alguna banda sonora que nunca se la escuché a papá, y supongo que siento lo mismo que sentía él cuando escuchaba un tema de Gardel, yo que me jacto de conocer todos los temas de mi viejo. De a poco van apareciendo cosas grabadas en vivo, la gente de Coronel Dorrego tiene algunas cosas que van subiendo de a poco, algunas milongas floreadas que Dios quiera no se pierdan nunca. Él tenía esa costumbre de, al momento de pedir si había algún floreador y arrancar alguna milonga, lo que hacía para estar a la par con el floreador (que generalmente era alguien del público) era correr la silla y salir del micrófono para estar en igualdad de condiciones. Era un momento muy especial en la actuación de papá.
Era casi una ceremonia gaucha, porque no era para cualquiera eso de florearle una milonga a Alberto Merlo…
Eran momentos mágicos que hemos tenido la suerte de compartir con Ana, mi hermana, porque papá nos llevaba hasta que por ahí los compromisos escolares o de trabajo no nos permitieron seguir. A él le gustaba mucho que lo acompañáramos como familia.
En Coronel Dorrego es el destino final de Alberto por la gran amistad y el respeto con la Fiesta de la Llanura y los constantes homenajes…
Papá fue de los primeros, y fue durante 31 años seguidos a la Fiesta de la Llanura. Si bien en un primer momento la idea fue llevar las cenizas a Colonia Bossi, parte están ahí y parte en el Museo José Hernández de Mar del Plata, que es un lugar que a él le gustaba mucho ir porque cada visita que venía siempre los llevaba a la Reducción del Pilar y al Museo José Hernández, que eran los lugares que a él le gustaba mostrar de Mar del Plata. Esto se hizo público y se enteraron en Coronel Dorrego, y es así como terminaron estando las cenizas parte en el campo de papá, parte en el Museo José Hernández y la urna con las últimas cenizas sobre la orilla de la Ruta 3 en la entrada de Coronel Dorrego, al lado de la Simbiosis Pampa que tienen ahí como representación de la Fiesta de la Llanura.