Según los datos arrojados por el informe FADA del mes de junio, “el 61, 5% de la renta agrícola no es para quien la trabajó”. Según describe, “La medición de junio de 2022 marca una participación de los impuestos sobre la renta agrícola del 61,5% para el promedio ponderado de los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol. Es decir, que de cada $100 de renta (valor de la producción menos costos) que genera una hectárea agrícola, $61,50 es lo que representan los distintos impuestos nacionales, provinciales y municipales. Mientras que el promedio ponderado de cultivos a nivel nacional es de 61,5%, la participación del Estado en soja es del 68,4%, maíz 53,9%, trigo 50,4% y girasol 44,8%”.
Dialogamos con David Miazzo, economista jefe de Fundación FADA (Fundación Agropecuaria para el desarrollo de Argentina), para analizar el panorama actual:
Acerca del panorama actual, Miazzo opinó: “La pregunta que deberíamos hacernos como país, en un contexto de precios internacionales altos, es cómo hacemos para producir más de algo que el mundo está demandando y está dispuesto a pagar más”. Sin embargo, indicó que el rumbo pareciera ser el opuesto: “Estos rumores de una posible suba de derechos de exportación o al menos la intención, los temores permanentes en cuanto al trigo, al maíz o la carne sobre el tema de las intervenciones de mercados de exportación (recordemos que hoy la carne tiene algunas restricciones y el trigo y el maíz tienen cuotas de exportación a las que el Gobierno argentino ha llamado volúmenes de exportación, pero que básicamente son cuotas) y ese temor porque estos mercados se intervengan generan incentivos, pero en el sentido contrario a arriesgar, invertir y producir más».
A continuación les compartimos parte del informe FADA:
«El índice de junio es 3,4 puntos porcentuales más bajo que el de marzo. El principal factor ha sido la suba de precios, pero también se suma una leve suba de los rendimientos considerados, ya que al momento de la edición de marzo se esperaban mayores impactos por la sequía de los que finalmente se vieron. Los dos factores hacen crecer la renta agrícola y la participación de los impuestos baja, en este caso del 64,9% al 61,5%. En el caso de soja, bajó de 69,9% a 68,4%, maíz de 56,1% a 53,9%, trigo de 58,5% a 50,4% y girasol de 56,2% a 44,8%. Los dos cultivos que tuvieron mayores aumentos de precios fueron trigo y girasol, por lo que el impacto en el índice se siente más que en soja y maíz.
Si bien la participación porcentual de impuestos en la renta baja, la cantidad de impuestos en pesos que pagó una hectárea promedio entre la estimación de marzo y junio se incrementó. En el caso de soja, los impuestos nacionales que paga una hectárea pasan de $74.250 a $89.986, en maíz de $45.316 a $54.480, en trigo de $26.209 a $38.069 y en girasol de $22.306 a $42.693. Aquí queda claro que una mejora de precios o una mejora en los rindes, se traduce automáticamente en un mayor nivel de recaudación fiscal, principalmente de impuestos nacionales como derechos de exportación e impuesto a las ganancias que tiene una correlación directa con los ingresos y la rentabilidad.
Tipo de cambio y costos
En los últimos 12 meses, el incremento nominal del tipo de cambio oficial fue del 26,7%, pasando de $94,86 por dólar a $120,16. En los últimos 3 meses, se incrementó un 10,6%.
En términos de tipo de cambio real, descontando los efectos de la inflación, en los últimos 12 meses cayó un 21%. Medido a precios de junio de 2022, el tipo de cambio de junio de 2021 era el equivalente actual de $152,16, el de junio de 2020 era el equivalente actual de $167,04.
Esto significa que el tipo de cambio se ha atrasado respecto a la inflación, incrementando los costos de producción al medirlos en dólares, un escenario malo para cualquier actividad exportadora.
Para ejemplificar, el costo de la cosecha se incrementó un 83% en pesos en los últimos 12 meses, mientras que el tipo de cambio oficial sólo subió 26,7%. Esto significa, que el costo de la cosecha se incrementó un 44,5% en dólares. Para tener de referencia, el precio FOB de la soja subió un 18,3%, maíz 21,1%, girasol 42,6% y trigo 51,3%. Es decir, la cosecha subió más que todos los granos a excepción del trigo. Algo similar sucede con el resto de las labores y los fletes, es la consecuencia típica de los procesos de atraso cambiario, los costos en pesos comienzan a encarecerse al medirlos en dólares.
En cuanto a los costos de insumos, los fertilizantes son los que vienen presentando mayores subas en dólares desde principios de 2021. La UREA, y los nitrogenados en general, han cedido levemente en junio, para terminar con un incremento interanual del 73,6% en dólares. En cambio, el PDA, y los fosfatados, han continuado subiendo hasta mostrar una suba interanual del 97,1% en dólares. Si se compara contra junio de 2019, el precio de la UREA se ha multiplicado por 2,2 y el PDA por 2,4. Si se analiza la estructura de costos de los cultivos de acuerdo a la moneda en la que están expresados, se puede identificar que un 54% de los costos de una hectárea de soja están estrictamente dolarizados mientras que el restante 46% están pesificados. Si se considera el costo de la tierra dentro del esquema de costos, aquellos que son dolarizados en una hectárea de soja pasan a representar el 66%.
En el caso del maíz, como los fertilizantes y semillas tienen más peso que en el caso de la soja, los costos dolarizados ascienden al 56% de la estructura, mientras que los pesificados alcanzan el 44%. Si se considera el costo de la tierra, el peso de los costos dolarizados asciende al 63%».
Pueden acceder al informe completo en: https://fundacionfada.org/informes/indice-fada-junio-el-615-de-la-renta-agricola-no-es-para-quien-la-trabajo/