En el partido de Mercedes, cerca de la localidad de Altamira, se encuentra un emblemático almacén rural que cuenta la historia de la zona: Lo de Puri.
Lugares como estos tienen un encanto peculiar dado por su histórico edificio, la diaria visita de los parroquianos que se acercan a compartir una copa, una picada o un juego de naipes, y la trayectoria familiar de quienes hace generaciones lo mantienen en pie.
Mario Pollero es descendiente de los fundadores, su bisabuelo paterno fue quien en 1930 creó este espacio de campo para el servicio de los habitantes de la zona y para los visitantes que llegaban desde otros puntos de la geografía. Actualmente se sigue trabajando en familia, Mario reside en una casa contigua al almacén y con su pareja, sus hijas y un primo se encargan de la atención al público.

“Fue mi bisabuelo, el abuelo de mi papá, quien lo fundó. Lo hizo para un tío y allí lo trabajaron varios años, luego lo alquilaron durante muchos años y finalmente, lo puede recuperar”, dice Mario.

Con el corazón puesto en el local que siempre fue propiedad de la familia, Polleri narra acerca de las instalaciones: “Son paredes de ladrillos, de 45, anchas y asentadas en barro. Las puertas son grandes, de dos hojas, típicas de aquellos años y yo le hice dos ventanas nuevas para que entre un poco más de luz, ya que las ventanas de antes las hacían angostitas. Se conserva prácticamente igual, excepto la barra que era de madera y que la hice de ladrillo. El piso era original, de ladrillo, los tirantes de pinotea, y el techo también es el original”.
El “paisaje” de “Lo de Puri” se completa con las tradicionales estanterías, altas hasta el techo, en donde la mercadería era cuidadosamente colocada: “Hay que subir por la escalera sino no se llega”- dice entre risas, Mario- “Era increíble lo que trabajaba la gente de antes, con ladrillos grandes, casas largas y altas. En el techo, entre las tejas y la chapa lleva barro”. Hay lindas reliquias en exhibición tales como botellas de bebida, sifones, la heladera antigua de madera que funciona perfectamente y “que se cierra a portazos”, pero sin dudas “la vedette” del almacén es la balanza antigua con pesas: “Recuerdo que yo tenía cuatro o cinco años cuando esa balanza ya estaba”, recuerda Polleri.

Frente al almacén se encuentra la Escuela Primaria N.º 27 y el jardín de Infantes, en donde actualmente asisten cerca de 20 alumnos: “Ahí fui yo y también fueron mis hijas. Es muy importante que estos lugares no se pierdan”.


ALTAMIRA: LA ESTACIÓN, EL PUEBLO
La Estación Altamira, a menos de 10 Km de Mercedes, homenajea en su nombre al historiador y jurista español Rafael Altamira. Correspondió este lugar al Ferrocarril General Belgrano de Trocha Angosta, que luego fue absorbido por el de cargas. En 1908 se la habilitó para el transporte de pasajeros, cargas, encomiendas y telégrafo. La Asociación Amigos del Belgrano realiza actualmente tareas de mantenimiento y preservación, conservando el edificio y ofreciendo una hermosa exhibición de zorras y otros elementos relacionados a la tarea ferroviaria.
Si bien Lo de Puri se encuentra a unos 5 Km antes de llegar a Altamira, es inevitable hacer referencia a este pueblo. Fundado en 1908 de la mano de la llegada del tren, es un lugar donde prevalece lo rural sobre lo urbano, donde se conservan las tradiciones y se cuela la modernidad, en sus calles se ven los sulkys y caballos en convivencia con los vehículos más actuales.
En sus calles tranquilas transitan sus poco más de 300 habitantes, los cuales viven particularmente de las actividades económicas agropecuarias, muchas de ellas relacionadas con economías regionales.
La principal actividad está relacionada con la producción de duraznos, la cual es desarrollada por una misma familia desde hace tres generaciones. En este sentido cuentan que, allá por el 1900 llegó un inmigrante italiano llamado Manuel Roselló y comenzó este emprendimiento. Años después, en 1957, su hija Raquel contrajo matrimonio con Pedro López y ambos continuaron en este camino de la producción frutícola. Sus duraznos gozan de tan buena fama que hasta han ganado premios en la Fiesta Nacional del Durazno, y sus derivados, mermeladas y conservas, son elegidas por habitantes de la zona y por los visitantes.
Los visitantes pueden, además, disfrutar aquí de un hermoso día de turismo rural recorriendo la estación, las calles, los almacenes y bodegones rurales. En otros momentos, cuando lo sanitario lo permitía, se podía celebrar el aniversario del pueblo o también podían asistir al festival Altamira Rural Rock, que convoca anualmente a motociclistas y bandas musicales.


¿Quién no conoce Lo de Puri? Desde hace más de 90 años, este almacén es testigo del paso del tiempo. Mucha gente lo ha visto, algunos lo conocen desde afuera y muchos «lo vivieron» desde adentro, atraídos por la magia de este edificio emblemático. Si andás por Mercedes, no dejes de visitar Lo de Puri.
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