Oscar Gómez es ingeniero agrónomo y vive en Villa Carlo Paz, provincia de Córdoba. Allí y desde hace muchos años acunó el sueño de unir su pasión por lo agropecuario con la historia de la maquinaria agrícola y fundó un Museo de Tractores.
En palabras del protagonista “esto se empezó a gestar allá por los años `70, cuando entonces era estudiante de Agronomía y con vocación por los hierros. Comencé a mirar esos fierros que andaban tirados por los campos, que eran parte de nuestra historia y de la migración de nuestro país, y a juntar tractores y superamos más de cien de ellos que van desde el siglo XIX hasta mediados del siglo XX”.
Pero en este interesante lugar hay mucho más para ver: “Tenemos autos de colección, toda una línea del pasado, de los primeros utensilios que utilizaron nuestros inmigrantes cuando vinieron a estas tierras, como las primeras bombas de agua y los primeros carruajes. Es un poco la historia viva del nacimiento de este país. Contamos con los primeros tractores a vapor, que eran como las primitivas máquinas del tren, tenemos toda una línea de motores de combustible líquido que datan del año 1870 aproximadamente y un auto del año 1892, un Darlai, que fue uno de los primeros de combustible líquido que entraron al país. Todo lo que se exhibe son maquinarias que se utilizaron en Argentina”– cuenta Gómez.

Para quien tiene el placer de poder viajar hacia la provincia de Córdoba y dejarse enamorar por su paisaje serrano, les recomendamos no perderse este paseo. El Museo de Tractores ocupa un predio de más 3000 metros y está ubicado saliendo de Villa Carlos Paz con dirección hacia Cosquín, sobre la Ruta Nacional 38. Allí mismo pueden disfrutar de la denominada Expo Gigantes, denominada así por la cantidad de maquinaria y por el peso que tienen las mismas. Un sinfín de vehículos de transporte y carga pueden ser apreciados dando un festín a los sentidos: chatas cargueras, coches, carruajes e implementos tales como las primeras sembradoras de papa, el primer tractor 4 x 4 que data del año 1925, la primera máquina aplanadora que hizo la Ruta Nacional 38 y un motocompresor de 2000 hp que fue utilizado para hacer el camino a las Altas Cumbres cordobesas.
Pero la muestra pretende ir más allá para contar la historia, hay un espacio que recrea una antigua pulpería abordando los usos y costumbres de aquella época como así también una sala de medicina antigua: “Tenemos los primeros utensilios usados, una cama de parto del 1900, las primeras máquinas radiográficas que entraron al país y hasta un botiquín que era utilizado por los médicos para sus visitas”. Otro ameno espacio es la Sala de Música, en donde los recuerdos se atropellan ante una vitrola a cuerda que andaba con los discos de pasta, como así también los primeros tocadiscos, órganos de iglesia de más de cien años que fueron los primeros a corriente continua, de 110. La frutilla del postre es una biblioteca especial que resguarda la historia de los primeros libros referidos al campo y que abarca desde el año 1850 hasta el 1950.

Pero volviendo a las maquinarias y su evolución, un párrafo aparte lo merece el “tractor pampa”, uno de cuyos ejemplares se encuentra en el patio del Museo de Tractores: “El Pampa fue un símbolo nacional porque fue el primero que se hizo en Argentina y en la provincia de Córdoba. Éste resulta una copia del Lanz Bulldog D9506, que era de origen alemán, un tractor de la Segunda Guerra. El entonces presidente, Juan D. Perón, trae la matriz y con ella se fabrica el pampa junto con una línea de vehículos y motos de esa época como la moto Puma, el sedán Graciela, el Kaiser Carabela, el Bergantín, la Estanciera y el Jeep, que fueron construidos en la Fábrica de Aviones Militares de Córdoba”- dice Oscar- “Otra curiosidad es un carruaje fúnebre, un Lincoln Continental del año 1947 que pertenecía a una empresa de Rosario (Santa Fe) y que tenía un motor de 12 cilindros y que tiene casi nueve metros de largo. Este ejemplar llegó al Museo porque una firma de Rosario lo vendió cuando se equipó con vehículos más nuevos y entonces pudimos comprarlo”.

La mayoría de los vehículos expuestos en el Museo, arrancan. Uno puede imaginar que cada vez que esto sucede ocurre la magia, los sonidos se vuelven música tanto para los amantes de los fierros como para aquellos que ven desgranarse la historia en una muestra de supervivencia. La tecnología trae avances y cambios, pero estos gigantes sobreviven para contar sobre otros tiempos.

“Para ponerlos en marcha tardabas un tiempo. Por ejemplo, en el caso del Pampa demorabas más de una hora porque como decían los tanos, era de “testa calda” (cabeza caliente) de modo que había que calentar la tapa de cilindro y a la media hora aproximadamente, con la tapa caliente, se comprimía el gasoil y lo hacías arrancar a mano con una polea”, ilustra nuestro entrevistado.

Sitio cultural, histórico y educativo por excelencia en la zona, es sumamente visitado durante todo el año por lugareños y turistas, pero además es escogido por muchas universidades que desarrollan sus clases en el predio. Aprender desde la observación es, sin lugar a dudas, hacerlo dos veces. Ojalá todos, alguna vez, podamos visitar el Museo de Tractores.


Para más datos y para visitar la fotos y videos se puede acceder en Facebook a Museo de Tractores o en Expo Gigantes- Museo de Tractores.
O para más información escribir a museodetractores@hotmail.com o al teléfono 0351 509-9478