En Ingeniero White, Bahía Blanca, se encuentra el Museo del Puerto, en el cual se cuenta la historia de esta zona marítima de nuestro país. Esta institución está ubicada “en el corazón” de la localidad, en el ingreso a puertos. Su edificio es de características antiguas, construido en chapa y madera, elevado de la tierra y sobre pilotes. Lucía Bianco, directora de este espacio museológico, cuenta que “Fue un antiguo edificio del Ferrocarril Sud, con una típica arquitectura ferro-portuaria inglesa, y que en la década del `80 se pudo convertir en museo, con el apoyo de los vecinos que ayudaron al municipio a recuperarlo, para darle sentido al lugar”.
“El edificio data del 1907 y era un antiguo resguardo de aduana, fue una de las primeras aduanas de todo Bahía Blanca. Pero también estuvo muchos años abandonado, luego. Cuando los ferrocarriles pasaron a manos del estado, en algún momento funcionó como sede de Prefectura Naval Argentina y luego estuvo varios años en estado de abandono hasta que, en 1987, hubo una planificación de recuperación, que fue articulada por el esfuerzo de los vecinos”, explica.

Bianco indica que “El Museo tiene una forma de abordar la historia que es a través de entrevistas orales, tiene uno de los archivos orales más grandes de toda la Argentina porque trabaja, desde la década del `90, entrevistando a uno por uno a los actores sociales de un puerto, desde una peladora de camarón y langostino, un pescador, un marino, una cocinera de pescado, docentes, estibadores, sindicalistas, etc. Todas esas voces forman parte de un relato múltiple que nos muestra que la historia de un puerto no se cuenta de una sola manera, sino que es una versión coral, que a veces se contradice y tiene formas diferentes de relatarse”.
En cuanto a la distribución de lo que se exhibe en el Museo, su directora expresa que “la muestra está dividida en doce salas muy pequeñitas, porque eran las dependencias de este edificio de la aduana que comenté. Cada una de ellas tiene una ambientación de acuerdo a algunas prácticas que se hacían, algunas más ligadas a la pesca y otras, al ferrocarril. Hay una sala que recrea una peluquería y otra a una escuela, y propone un recorrido muy diverso por la cantidad de objetos que hay, muchos de la vida cotidiana. Se podría decir que la muestra recorre desde fines del siglo XIX y los inicios del puerto, hasta la conformación propia del mismo, que va hasta el `50, `60 o `70, pero también presenta disrupciones del presente porque nuestro trabajo con el pasado tiene que ver con interpretar el presente”.

Bianco manifiesta que, una particularidad de este espacio está dada porque no sólo es una muestra de objetos sino también de sonidos. El mar, las canciones y los testimonios de los vecinos van acompañando el itinerario que hace el visitante como un placentero asalto a los sentidos.

Ingeniero White cuenta, según el último censo, con casi 10.500 habitantes. La ciudad portuaria se erige y crece como lo hace el mar, impetuoso y vivaz. Su comunidad, ligada a la pesca, celebra cada año la Fiesta Nacional del Camarón y del Langostino, que se realiza durante Semana Santa. Esta festividad fue iniciada por los vecinos de la localidad, que aprovecharon sus cualidades para la cocina y sus canciones, y que poco a poco la vieron crecer hasta obtener trascendencia nacional.-
