Perugorria se convirtió en la última semana en el centro de las noticias por un tristísimo episodio: llovieron 700 milímetros en menos de dos semanas y, en menos de tres días cayeron 500 de ellos, con tormentas eléctricas que los lugareños catalogan de “escalofriantes”. Carina Tomasella es presidente de la Sociedad Rural local y describe, con sumo dolor, lo que están atravesando:
“Son las aguas las que nos han avanzado, es un panorama estremecedor que nos conmueve a todos, nos paraliza emocionalmente más allá de nuestra fortaleza”, describe.
Tomasella dice, acerca de las inundaciones: “Es un impacto de una magnitud muy grande, mucho más negativo que la sequía o los incendios, porque en esas circunstancias podíamos paliar ciertas situaciones. En este caso, desde lo humano y desde lo productivo, hay situaciones inmanejables”.
En lo referente a la población, “ellos tienen muchas malas experiencias como estas, que tal vez le ayudaron a tomar precauciones como elevar casas o poner defensas, pero que hoy resultaron insuficientes.
En lo productivo es una tristeza total, nuevamente un golpe muy duro no sólo a la ganadería sino a la producción del arroz. Las pérdidas son incalculables”, explica.
“A tan solo semanas de la cosecha, el cultivo que está totalmente ajo agua es el arroz. Hablamos de pérdidas incalculables. En lo que respecta a ganadería, que es una zona productora de carne, la ruta se convirtió en un pasadizo de animales. Es muy penoso ver un bovino jadeando, ese animal trae un cansancio que es inmanejable. En el sentido productivo es pérdida en vida y, a futuro, en conversión en carne. En esta época de cría, con la altura del agua el ternero no puede sobrevivir y muere ahogado. Me sostengo simplemente en la fe”.
Acerca de las acciones de ayuda que reciben, Tomasella indica: “Recibimos asistencia humana, que es adecuada bajo estas circunstancias. Seguramente hay cosas que corregir. Bajo el avance del agua no existe infraestructura ni logística que puede frenarla. Una vez que avanza, no queda que retirarse y salvar lo que se pueda. La asistencia tiene que ser en todos los ámbitos, el gobierno debe mirar esto como una catástrofe”.
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UNA ESCUELA BAJO EL AGUA
(FUENTE INFOBAE)
En la provincia de Corrientes, las consecuencias de las lluvias no dan respiro. Una de las áreas más perjudicadas por las inundaciones fue Perugorria, un pequeño pueblo situado en el departamento de Curuzú Cuatiá. A unos 23 kilómetros de allí, se encuentra la Escuela de la Familia Agrícola (EFA) Pejú Porá en el paraje Paso Tala, donde en los últimos días cayeron más de 400 milímetros de agua en pocas horas. Las precipitaciones no sólo causaron estragos en la institución, sino también en los campos y viviendas de todos los habitantes de la zona.
“A esta altura solamente quedan tres familias en el Tala, el resto tuvo que irse. Todo empezó con una tormenta bastante fuerte que provocó daños importantes y luego la lluvia que, como dice la gente, nos dio ‘el toque final’”, aseguró a Infobae Mónica Espina, rectora de la EFA Pejú Porá.
“Nunca antes había ingresado agua a nuestra escuela, y hoy tenemos casi un metro de agua adentro, o al menos eso teníamos ayer”. Sin embargo, el estado actual de las instalaciones es desconocido, ya que tuvieron que abandonarlas y aún no ha sido posible volver a ingresar. “Se luchó hasta el último momento, pero esto no impidió que el agua siguiera avanzando”, añadió Espina.
Según explicó la directora, la situación es “devastadora” debido a las grandes pérdidas sufridas. “No pudimos rescatar a todos los animales; perdimos todo el sector de apicultura; los cajones de los núcleos quedaron bajo agua, también todo el sector avícola. Se perdió un reproductor y una cerda madre, pero tenemos la esperanza de que uno de ellos se colocó sobre la defensa y podría ser que lo rescatemos, pero por ahora no es posible ingresar”, señaló.
La EFA Pejú Porá desempeña un papel fundamental para el desarrollo del paraje. Se trata de una escuela de alternancia, de educación rural, un método originado en Francia en la década de 1930 como solución a las dificultades que enfrentan las familias del campo para enviar a sus hijos a la escuela.